La Lengua Materna como constructora de identidad
Por Gerardo Cadierno. El Día Internacional de la Lengua Materna fue proclamado por la Unesco el 21 de febrero de 2000, en recuerdo a la represión que sufrió en 1952 el Movimiento por la Lengua Bengalí, por parte de la policía y el ejército pakistaní, que ocupaba Bangladesh y abrió fuego contra una multitud que se manifestaba por sus derechos lingüísticos en Dacca, la capital de ese país.
Ese día tres estudiantes fueron asesinados.
En consonancia a ese reclamo identitario, esta jornada es una oportunidad para revitalizar las lenguas maternas e incorporarlas a nuestra vida cotidiana para recuperar “una forma de representar el universo, su cosmovisión y espiritualidad” y, de ese modo, promover la diversidad lingüística y cultural, y el plurilingüismo a nivel mundial.
Según la UNESCO las lenguas habladas por menos de 5.000 personas, están muriendo a un ritmo alarmante.
Al respecto, estiman que existen algo menos de 6000 lenguas en todo el mundo y que prácticamente la mitad de ellas corren peligro de extinguirse antes del final de este siglo.
Entre las causas de la muerte de las lenguas están la globalización y las guerras con sus desplazamientos y exilio de los hablantes, dos factores que las ponen en riesgo real pues, al menos, unas veinticinco lenguas desaparecen cada año.
En la actualidad, hay casi 3000 lenguajes que carecen de escritura y, según la BBC, durante el último siglo se extinguieron alrededor de 400 idiomas, a razón de uno cada tres meses.
La mayoría de los lingüistas estiman que la mitad de las 6.500 lenguas restantes del mundo habrá desaparecido a finales de este siglo aunque, algunos, llegan a situar esta cifra en el 90 por ciento.
También hay otras variables sociodemográficas como la falta de documentación de identidad, el no reconocimiento legal, la política educativa, los indicadores socioeconómicos y, por supuesto, las características ambientales que inciden en la pérdida del idioma.
Un ejemplo tan simple que estremece: el tsunami del océano Índico en 2004 provocó que pequeños grupos étnicos de las islas Andamán prácticamente se extinguieran y con ellos su herencia lingüística.
Lenguas e idiomas
Una lengua se convierte en idioma cuando un pueblo la utiliza para comunicarse entre sí y crea una identidad cultural.
Es por eso que la muerte de un idioma es la muerte de una cultura, de una raza, de una historia; sin lengua somos seres sin identidad.
La lengua materna y la lengua madre
La lengua materna es la primera voz que se escucha, es la voz de la madre, es su idioma, su herencia cultural, el principio comunicacional con el mundo.
En países como Argentina, la inmigración masiva forzó una suerte de bilingüismo de convivencia que se extinguió a medida que los descendientes de quienes bajaron de los barcos se amalgamaron para forjar las identidades argentinas.
Sin embargo, esa integración tuvo como contrapartida una de aceleración de la muerte de la primera lengua materna.
En América murieron de modo estrepitoso idiomas y dialectos tras la conquista de españoles y portugueses, aunque en los países colonizados por anglosajones y holandeses la debacle fue total.
La lingüista Peggy Mohan explica: “La muerte de una lengua no es gradual sino generacional. Ocurre a causa de acontecimientos externos y no por algo en la lengua. Sucedió con el bhojpuri en el Caribe. La primera generación puede seguir hablando una lengua, pero sus hijos se ven desestimulados para utilizarla porque, como ocurrió con el bhojpuri, los beneficios del conocimiento del inglés son mucho mayores. Cuando el entramado de frases incorrectas empieza a aparecer en el habla de los no nativos, ya se ha superado el punto de no retorno”.
“Lo primero que deberíamos enseñarle a un niño es a honrar orgullosamente su lengua materna. Y cuando hablo de lengua materna no me refiero tan solo al español, al aymara, al quechua, al guaraní, al portugués”, sostenía la escritora argentina Liliana Bodoc.
Educadora y destacada formadora de docentes, Bodoc agregaba: “Nuestras lenguas maternas son nuestros linajes lingüísticos, la lengua hogareña, la lengua que se cocinó en las ollas de nuestras casas, porque no hay un solo español, ni un solo guaraní, ni un solo aymara, ni un solo portugués, porque cada casa, cada barrio, porque cada madre es un dialecto”.
Desde ese punto de vista, concluía: “Por eso es urgente desandar el autoritarismo a la hora de pensar el lenguaje en la educación. Respetar la voz que el niño trae y enseñarle a que la ame es el primer paso para de nuevo acrecentarla, desplegarla, hacerla lucir. No es mancillando la palabra que lo hizo crecer, como vamos a unirlo al caudal del lenguaje. Es en cambio, celebrando ese puñadito de conceptos que trae en el fondo del bolsillo como podemos otorgarle voz y que su voz sea un camino”.
Mis lenguas maternas: el manx
En el Mar de Irlanda y entre la Gran Bretaña e Irlanda, está la isla de Man, donde los celtas goidelos ubicaban la morada de Mananan Mc Llyr, el dios de las aguas y custodio del alfabeto y sus misterios.
El último hablante nativo del manx, una lengua céltica similar al irlandés pero con toques de córnico y galés y matices vikings, fue Ned Maddrell quien murió el 27 de diciembre de 1974, a los 97 años.
En 1962 había muerto el otro hablante nativo de la lengua de Ellan Vannin, el nombre mítico de la isla, Sage Kinvig.
Desde los 40, Maddrell compartió sus saberes para que la lengua no se perdiera aunque veía como perdía terreno frente al inglés a causa de la disputa entre dos lenguas que coexisten en el marco de un juego de poder donde una se prestigia y la otra se minusvalora.
Ese fue el derrotero del manx que, al compás del empobrecimiento de la isla a partir del siglo XVII obligó a muchos habitantes a emigrar, sumó la apertura de la isla a los británicos por lo que comenzó el declive del manés.
Mientras en 1831 lo hablaba regularmente un tercio de la población, la generación nacida entre 1860 y 1880 fue la última en recibir el manés como lengua materna.
Pese a que en 1899 se crea la Yn Cheshaght Ghailckagh, Sociedad para la lengua manesa, para preservar el idioma de la isla y estudiar, cultivar y publicar la literatura en manx, en 1901 sólo lo hablaban 970 personas y en 1960, apenas 200 ancianos.
Sin embargo, desde 1990, año en que la UNESCO lo declaró lengua muerta, se intenta recuperar el manés y en 1992 se formó la Manx Language Unit, que inició las primeras acciones para la recuperación del idioma.
Hoy, no es raro encontrar señales de tránsito, programas de radio, aplicaciones para celulares y novelas empeñadas en resucitar el idioma de mis antiguos.
“Hablar manx en un pub de la isla en la década de 1960, se consideraba provocativo y era probable que te encontraras en una pelea”, recuerda Brian Stowell, fundador de la Manx Language Unit. quienes hicieron posible que no sea raro escuchar a dos personas decir Moghrey mie en vez de buenos días.
Para esa resurrección cuentan con el trabajo de sectores de la comunidad, la financiación de la lotería y una contribución de fondos por parte del gobierno de la isla.
Ahora hay incluso una escuela primaria en la que todas las materias se imparten en manx y a la que asisten más de 60 alumnos bilingües. Además, hay otras escuelas en las que el manx es una asignatura.
Uno de los rasgos más curiosos es que el 53 por cierto de la población de la isla nació en las islas británicas y que son ellos quienes más impulsan el resurgir del manx.
“Los que vienen como yo buscan una identidad cultural y, ahora que la han encontrado aquí, se sienten especialmente apegados a ella”, dice un músico nacido en Inglaterra y que llegó a la isla hace una década.
La críticas a esta inversión casi siempre provienen de adultos mayores que todavía tienen la mentalidad de mediados del siglo XX, cuando se consideraba que el idioma local atrasaba y hablarlo era vergonzante.
“Yo sugeriría que este nivel de financiación para la enseñanza de una lengua casi muerta es un lujo que no se puede permitir actualmente”, dice un residente de Port Erin.
En síntesis: desde 2001 el empoderamiento identitario, el legado de Maddrell, la decisión estatal, la difusión de las culturas y tradiciones locales, y el uso de las tecnologías hicieron que el manx resucite.
Pese a que desde 2004 el manx es considerada una lengua resucitada, aún está en riesgo de desaparecer pero su cantidad de hablantes crece y no se irá sin pelear.
Mis lenguas maternas: el asturianu
“Mi abuela no habla raro, habla asturiano”, grita una pancarta enarbolada por un participante en una manifestación organizada por la Xunta pola Defensa de la Llingua Asturiana a favor de la oficialidad del idioma.
El bable, un término cada vez más en desuso, o asturiano, definición que lleva una polémica en sí misma es la lengua que se habla en el Principado de Asturias, al norte de España.
También hay hablantes en el oeste de Cantabria, en el viejo Reyno de León, más precisamente en el norte, en énclaves de Zamora y en la zona portuguesa de Miranda.
Es de origen románico, es decir que, como el castellano, el portugués o el francés, procede del latín, usa el alfabeto latino y si bien cuenta con cinco vocales no utiliza como propias las letras jota, ka y doble w, aunque sí aparecen cuando se trata de palabras de otros idiomas.
Además, tiene un género neutro de materia que se usa para pronombres incontables. Por ejemplo, la lleche ye frio para decir la leche está fría o la carne ye blando por la carne está blanda.
Para los amantes de ciertos modos en boga, el plural femenino no termina en /as/ sino en /es/. Por ejemplo: Les sardines están fresquines.
Otro distintivo es que los pronombres se ponen después del verbo en las oraciones afirmativas: Entroime la fame para decir Me dio hambre.
Un fonema específico del asturiano es el /xe/ que se usa en términos como xente (gente) o xabalí (jabalí).
En tanto que la ele se palataliza, y, de ese modo, luna pasa a ser lluna.
Algo que marca la antigüedad de la lengua es que no hay tiempos verbales compuestos, una característica de la transición del latín a las lenguas románicas.
Según el Atlas Unesco de las lenguas del mundo en peligro que usa un baremo de colores que van del blanco que indica que una lengua es vulnerable al negro que la define como extinta, el asturiano aparece marcado en amarillo, en peligro.
Si bien el asturiano no tiene un peligro inminente, pues hay 400.000 hablantes, tiene una flaqueza: no todos sus hablantes lo transmiten ni lo usan para hablar con sus hijos o nietos.
Desde la Academia de la Llingua Asturiana (ALLA), en cambio, cifran en 250.000 personas las que tienen la habilidad de entender, hablar, leer y escribir el asturiano, un 25 por ciento de la población del Principado.
Con el regreso de la democracia las competencias lingüísticas de los asturianos mejoraron al elevarse la valoración cultural de su lengua que antes era vista y considerada como un signo de incuria pueblerina y sujeta al desprecio por parte de ciertas elites.
Un caso de retracción de la lengua materna de manual donde el castellano se promueve en el ámbito de las instituciones mientras que el asturiano se relega a ser la lengua baja que queda en el ámbito familiar y en un contexto informal.
Así se da la situación en que mucha gente habla asturiano en su esfera doméstica, pero ese idioma no le sirve en la administración pública, no se usa en trámites oficiales ni en una gran mayoría de organismos donde el castellano es la lengua vehicular desde fines del siglo XV.
Esa política es una marca en la memoria reciente de los asturianos que padecieron un sistema educativo que ridiculizaba, prohibía y castigaba físicamente el uso del asturiano en el aula.
Es por eso que muchos militantes del idioma sostienen que el asturiano no logra avanzar aún más por el simple hecho de que no es una lengua oficial.
La Constitución española de 1978 reconoce el castellano como lengua oficial pero también deja espacio para que cada comunidad autónoma haga cooficial aquella que se hable en su región.
Asturias no lo hizo cuando promulgó su Estatuto en 1981, y, de allí el reclamo de oficialidad, una medida que, sostienen, la dará un status que prestigiará y validará la lengua lo que ayudará a que ocupe espacios y a que se aplique la política de normalización lingüística que lleva un retraso de más de cuatro décadas.
A partir de 1984 se empezó a ofrecer Asturiano como materia optativa en la educación primaria, pero no todos los centros lo implantaron a lo que se suma que en la etapa de educación secundaria, compite con otras materias optativas.
A favor de la oficialidad están el Partido Socialista Obrero Español de Asturias, Podemos Asturies e Izquierda Xunida. Por su parte, Foro Asturias apoya la iniciativa aunque con la condición de que la Ley de Normalización sea aprobada por tres quintas partes de la Junta General del Principado.
¿En contra?, el derechista Partido Popular, el insulso Ciudadanos, y los iletrados de Vox.
Además del asturiano, la UNESCO sitúa al aragonés y vasco en su atlas mundial de las lenguas en peligro.
Un mundo de lenguas en riesgo
En La muerte de las lenguas, el lingüista David Crystal descarta que existan lenguas mayores y menores: toda lengua es un sistema humano de comprensión del mundo pues contribuye a la totalidad del conocimiento.
Una de las claves del libro es el análisis del bilingüismo un fenómeno que, afirma Crystal, abarca a la mitad de la población mundial lo que constituye situación cultural y socialmente ventajosa.
Por su parte, la UNESCO precisa que existen más de 2.500 idiomas en peligro en todo el mundo. un tercio de la diversidad lingüística del planeta.
El organismo internacional detalla que de los 6.000 idiomas existentes en el mundo, más de 200 se extinguieron durante las tres últimas generaciones, 538 están en situación crítica, 502 seriamente en peligro, 632 en peligro y 607 en situación vulnerable.
El atlas pone de relieve que 199 idiomas tienen menos de diez hablantes y 178 entre 10 y 50 locutores.
Entre las lenguas muertas recientemente, cita, el aasax de Tanzania, extinguido en 1976; el ubyh de Turquía, que se extinguió en 1992 con la muerte de Tefvic Esenc; o el eyak de Alaska, que desapareció en 2008 con la muerte de Marie Smith Jones.
En ese sentido, el director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, fue terminante: “La desaparición de una lengua conduce a la desaparición de varias formas de patrimonio cultural inmaterial y del legado invaluable de las tradiciones y expresiones orales de la comunidad que la habla, que incluye poemas y chistes, proverbios y leyendas. Asimismo, la pérdida de los idiomas indígenas va también en detrimento de la biodiversidad, porque las lenguas vehiculan numerosos conocimientos tradicionales sobre la naturaleza y el universo”.
Un mundo de lenguas en riesgo: África
Un mundo de lenguas en riesgo: América
El caso de Brasil es particularmente alarmante: hasta el siglo XIX se hablaban aproximadamente mil variantes dialectales. Hoy, se mantienen apenas 200.
Por el contrario, las grandes lenguas amerindias tienen asegurado el futuro por su gran vitalidad: el quechua con ocho millones de hablantes, el guaraní con siete millones y hablado por más de 90 por ciento de la población paraguaya, el nahua con un millón o las lenguas mayas con seis millones en sus variantes lingüísticas yucateco, quiché, mamé, cachiquel, y pocas más son las que escapan del riesgo.
Un mundo de lenguas en riesgo: Asia
Un mundo de lenguas en riesgo: Europa
En Suecia, por ejemplo, el pite sami lo hablan unos diez habitantes del condado de Arjeplog. Lo mismo ocurre con el votic, al oeste de San Petersburgo en Rusia.
El livonio, de origen letón, murió en 2013 con su último hablante.
Y aunque haya registro de 300.000 parlantes del bretón, en la zona de la Alta Bretaña en Francia, también pierde fuerza.
Precisamente en Francia, donde hay 26 idiomas en riesgo de desaparición, 13 están seriamente en peligro, ocho en peligro y cinco en situación vulnerable.
Grecia padece la muerte de varias de las mutaciones idiomáticas que ha sufrido a lo largo de la historia, lo mismo Italia, Francia, Bélgica, Alemania y Croacia.
De todas estas lenguas ancestrales prácticamente no queda registro literario.
El gagaúzo agoniza en Bulgaria; mientras que el walser, un dialecto alemán arcaico de Suiza que tiene su origen en la Edad Media apenas reúne hoy a un centenar de personas.
¿Se pueden recuperar las lenguas?
Pese a lo preocupante del panorama, el Atlas muestra algunas luces: Papúa Nueva Guinea, el país con la mayor diversidad lingüística del mundo donde se hablan más de 800 lenguas, es, también, uno de los que, proporcionalmente, tiene menos idiomas en peligro al presentar 88 lenguas en situación de vulnerabilidad.
Además, señala que hay lenguas clasificadas como extintas y que son objeto de una política activa de revitalización.
Ese es el caso del córnico, una lengua celta de Cornualles, en Inglaterra o del sîshëë de Nueva Caledonia, en Oceanía, que buscan volver a ser lenguas vivas.
Ese tipo de políticas lingüísticas favorables también aumentó el número de locutores de lenguas como el aymará central y el quechua en Perú, el maorí en Nueva Zelanda, el guaraní en Paraguay, y de otras lenguas de Canadá, Estados Unidos y México.
Para el lingüista australiano y redactor jefe del trabajo, Christopher Moseley, “sería ingenuo y simplista afirmar que las grandes lenguas antiguamente coloniales, como el inglés, el francés y el español son siempre y en todas partes responsables de la extinción de otras”.
Según el investigador, el fenómeno se debe a un “sutil juego de fuerzas”, y este trabajo permitirá a cualquier persona “entender mejor ese juego”.
Argentina: Las lenguas originarias y su legado
En la actualidad en Argentina son reconocidas entre 16 y 36 lenguas originarias con distintos grados de vigencia entre las poblaciones que, en muchos casos, están en estado crítico como el tehuelche y el chorote.
Al respecto, docentes bilingües coincidieron, en que su aprendizaje sería “un paso esencial al momento de descolonizar nuestros Estados en todos sus niveles” y, además, “porque la lengua es la puerta de acceso a cosmovisiones que practican el buen vivir, tan necesario en los tiempos que corren”.
Los entrevistados destacaron como importante la incorporación de la pregunta lingüística en el Censo 2022 que -algún día- arrojará datos más cercanos a la realidad respecto de la cantidad de hablantes de pueblos originarios, “puesto que no hay estudios estadísticos, exhaustivos, nacionales o internacionales, realizados en el país con esta intención”.
Una iniciativa para el rescate de las lenguas
En la localidad chaqueña de Pampa del Indio enseñan las lenguas de los pueblos qom, wichí y moqoit en el Centro de Estudios Superiores Bilingüe Intercultural donde funciona un instituto con cinco carreras terciarias y dos escuelas secundarias. Todos los profesorados y tecnicaturas son dictados con la modalidad bilingüe intercultural.
“En la actualidad, el instituto cuenta con una matrícula de 370 estudiantes entre las distintas carreras; quienes al egresar se suman al sistema educativo provincial para dictar clases en escuelas secundarias de Chaco”, afirmó Miguel García, docente qom y rector del complejo educativo.
La educación bilingüe intercultural es una modalidad que comenzó a gestarse, en esa provincia, a partir de la sanción de la Ley Provincial del Aborigen, en 1987, que reconoce que los pueblos qom (tobas), wichí y moqoit (mocoví) “tienen derecho a estudiar su propia lengua en las instituciones de enseñanza primaria y secundaria de las áreas aborígenes”.
El tigre guaraní
Verónica Gómez, investigadora y profesora de lengua guaraní en el Centro Universitario de Idiomas (CUI) de la Universidad de Buenos Aires y en el municipio de Tigre, contó: “Hace más de 10 años que estoy dando clases de guaraní y veo que mucha gente va a las cursadas con la inquietud de recuperar el idioma de sus madres, padres, abuelos y ancestros y terminan fortaleciendo su identidad guaraní y sus raíces indígenas”. La profesora vive en Quilmes y pertenece a una de las primeras familias de origen paraguayo que se radicaron en la zona.
El guaraní se habla en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay, donde es oficial desde 1992, aclaró la docente e investigadora.
“Unos años antes de que se oficialice nuestro idioma en Paraguay, las personas que estaban trabajando para la oficialización crearon un alfabeto que es utilizado en aquel país, pero también hay otros en Argentina y Brasil que difieren del paraguayo”, explicó sobre el grafemario.
Grafemas para el mapugundún
En cuanto al alfabeto escrito, si bien las lenguas indígenas ancestralmente no utilizaban grafemario tal como los conocemos en la actualidad: “el idioma mapuche empezó a escribirse en los años 1600 por personas que pertenecían a distintas corrientes evangelizadoras”, indicó Pablo Cañumil, integrante de la comunidad Cañumil, quien hace más de diez años enseña y sigue aprendiendo el mapugundun, la lengua mapuche.
Cañumil, a su vez, es un kimelfe, una persona que enseña, del Instituto Nacional de Lengua Mapuche Mapuguletuaiñ, y, también, es docente de la Universidad Nacional de Rio Negro.
“Recién en 1986 integrantes del pueblo mapuche se reunieron para tratar de unificar una escritura y en ese año salieron varias formas de escribir; en la actualidad los grafemarios más utilizados son el azümchefe, el unificado y el ragilhew”, precisó.
Para Cañumil, “la importancia en estos momentos, es recuperar algún nivel de uso del mapungdún en nuestra vida cotidiana, en nuestro andar como mapuche, porque mantener el mapungdún u otras lenguas es también tener diferentes miradas de una cosa; cada idioma aporta algo a nuestras vidas cuando lo aprendemos”.
Revitalizar las lenguas
En la actualidad muchas lenguas están en una situación crítica, entre ellas el mapungdún, “por eso es que hoy se está hablando de revitalización, que , en síntesis, sería poder darle vigor a ese idioma, vitalidad, recuperar algún nivel de uso en nuestras vidas cotidianas de las personas mapuche”.
A su vez, señaló, que “toda lengua tiene una forma de representar el universo que rodea a cada persona con respecto a la espiritualidad, por eso si se quiere aprender sobre cosmovisión y espiritualidad es necesario aprender el idioma primero”.
Mapuches y quechuas han compartido desde tiempos remotos extensos territorios de encuentro e intercambio “por lo que palabras de ambos idiomas se pueden encontrar en el habla y las prácticas culturales del otro”, señaló Suyana Magalí Gingins, integrante de la comunidad Mink’akuy Tawantinsuyupaq quie, además, es profesora de lengua y cultura quechua en Universidad Nacional de La Plata y la Municipalidad de Almirante Brown.
El quechua andino
La lengua quechua o quichua es hablada en una gran extensión territorial a lo largo de toda Sudamérica: “Se dice que esta forma de nombrar al idioma proviene de la voz qheshwa que quiere decir ´valle templado´ haciendo referencia al lugar en el que esta cultura ancestral se desarrolla. Esta palabra se utiliza también para nombrar a todas las personas y seres que habitan los valles y la cultura de este pueblo”, explicó Suyana. “También existe una manera de nombrar sólo al idioma en el habla propia y es ´runasimi´ que significa ´voz de la gente´”, señaló.
La escritura actual del runasimi utilizando el alfabeto latino tuvo sus inicios durante los primeros años de la colonia, de la mano de cronistas y curas, estos últimos con la intención de aprender y enseñar la lengua para evangelizar.
“Es importante mencionar que la escritura alfabética no es el único tipo de escritura posible y que más allá de que la conquista haya destruido las casas de estudio propias de nuestra cultura milenaria y se haya ´perdido´ mucha información. Hasta hoy podemos ver indicios de sistemas de reproducción de mensaje como fueron los toqapus, los khipus y cómo son los dibujos o ´pallay´ representados en los tejidos de cada comunidad”, relató.
Runasimi “es un idioma que presenta muchas variedades dialectales vinculadas a su propio devenir en cada región, y una gran cantidad de hablantes, que se estima entre los ocho y diez millones en la actualidad”, añadió.
Este idioma se constituyó como la lengua de intercambio comercial y de parentesco del extenso territorio del Tawantinsuyu, hoy mal conocido como Imperio Incaico. Esta singular confederación abarcaba desde lo que hoy se conoce como sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, norte de Argentina y Chile.
Google y un proyecto para salvar lenguas
En su Proyecto de Lenguas en Peligro, Google planea documentar más de 3.000 lenguas, lo que representa aproximadamente la mitad de las lenguas del mundo, que están al borde de la extinción: “Es un paso importante para preservar la diversidad cultural, honrar la sabiduría de nuestros ancianos y dar poder a los jóvenes”, informó el buscador.
“La tecnología puede apoyar estos esfuerzos para ayudar a la gente a crear grabaciones de calidad de sus mayores, a menudo los últimos hablantes de su lengua, a contactar a comunidades dispares en las redes sociales y a facilitar el aprendizaje de idiomas”, agregó.
El gigante de internet explicó que el nuevo sitio tendrá una serie de herramientas y recursos para mantener vivas a las lenguas amenazadas.
Entre estos recursos se cuentan grabaciones de personas hablando esas lenguas, copias de manuscritos históricos, opciones de e-learning e inclusive oportunidades de trabajo en relación con esas lenguas.
Google adelantó que pretende transferir la gestión del sitio “en unos meses” a un laboratorio universitario, el Instituto de Tecnología e Información de Lenguas de la Universidad del Este de Michigan y al Consejo Cultural de Pueblos Originarios (FPCC, por sus siglas en inglés) que estará a cargo de la estrategia, mientras que la corporación se mantendrá en el comité asesor del sitio.
Google dijo que este proyecto recibió fondos de su división filantrópica al tiempo que invitó a otras organizaciones a sumarse a esta iniciativa.
En 2023 la corporación, agregó el cheroqui, lengua de la nación amerindia norteamericana, a los idiomas que son soportados por su motor de búsqueda.
Fuxan Os Ventos - Sementeira
loguiño de crarear
en tanto no pobo medre
un meniño, un vello e un cantar.
Un vello que dé consellos
un rostro de fume e pan
que conte contos ós nenos
do cuco e do paspallás."
Gracias a Cecilia López Ruiz por las lecturas, sugerencias y correcciones.
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