Domitila, el cóndor de los Andes
Se casó con un minero y en 1952 ingresó al Comité de Amas de Casa de la mina Siglo XX, donde llegó a ser secretaria ejecutiva. La acción gremial de las mujeres de los mineros no era una novedad: siempre que las dictaduras encarcelaban y militarizaban a los trabajadores eran las mujeres quienes organizaban la resistencia a través de estructuras paralelas como los comités de amas de casa.
Esa estrategia no fue gratuita: muchas penaron, languidecieron y murieron entre cárceles y torturas.
El cóndor de los cien combates
Domitila sostenía que la lucha de la mujer no debía ser contra el hombre, sino contra el sistema de dominación económica, política y cultural de los pueblos. Lograr igualdad de derechos, acceso a la educación y al trabajo, no eran otra cosa que herramientas para pelearle en yunta maridada a la opresión del capitalismo.
Fue así que cuando el gobierno del general René Barrientos militarizó las minas para frenar una huelga, la noche del 24 de junio de 1967 se produjo una matanza que acabó con la vida de decenas de hombres y mujeres en las minas de Catavi y Siglo XX: fue la masacre de San Juan.
Tras matanza, Domitila fue detenida. Estaba embarazada y su hijo murió sin auxilio médico tras nacer a fuerza de patadas de botas milicas que le propinaron en la mazmorra inmunda a la que la habían condenado por insultarlos.
No fue el único hijo que perdió por pelear. Tras la ocupación militar de los distritos mineros para reprimir una huelga de protesta contra el régimen de Hugo Bánzer, el general que desde 1971 ocupaba el Palacio del Quemado, Domitila se refugió en una mina con otros dirigentes. Salió para parir mellizos cuando se enteró que uno estaba ya muerto en su vientre a causa de los gases tóxicos de las galerías.
Bolivia había tenido 184 presidentes desde su independencia pero ninguno como Bánzer quien llegó apoyado por Brasil para “expulsar del país al extremismo utópico, acabar con un régimen anárquico y depredador y sustituir el caos por el orden.”
Para eso restableció la pena de muerte; autorizó la detención ilimitada y sin juicio por motivos políticos, y prohibió partidos, sindicatos y reuniones públicas.
En diciembre de 1977, cuatro esposas de mineros presos comenzaron una huelga de hambre en el arzobispado de La Paz para exigirle a Bánzer amnistía y elecciones generales. Eran Luzmila de Pimentel, Nelly de Paniagua, Aurora de Lora y Angélica de Flores, junto a ellas sus 14 hijos quienes, un día después abandonaron la medida, y fueron reemplazados por los sacerdotes Luis Espinal y Xavier Albó, el obispo metodista Pastor Montero, y nuestra Domitila Chungara.
A los pocos días, más de 1.500 bolivianos se sumaron a la huelga. La situación hizo que la policía detuviera a los ayunantes y los trasladaran a las prisiones del régimen, una medida que hizo que la jerarquía católica declare el cierre de todos los templos y la suspensión de las misas.
Dios ya había hablado, faltaba el pueblo.
El domingo 15 de enero no hubo misas. Bolivia se quedó sin indiferentes y el miércoles 17, Banzer anunció que se allanaba a cumplir los pedidos y convocó a elecciones que se celebraron el 9 de julio de 1978.
Los comicios fueron un fraude tan escandaloso que el ex ministro del Interior y comandante de la Fuerza Aérea Boliviana amenazó con bombardear La Paz si Bánzer no renunciaba cosa que el tirano hizo en medio de lágrimas ante las cámaras de TV.
En 1978 fue la primera mujer en integrar una fórmula presidencial: bajo el paraguas del Frente Revolucionario de Izquierda y como candidata a la vicepresidencia, Domitila acompañó al dirigente campesino Casiano Amurrio.
Un cóndor en Nueva York
Uno de los momentos claves en su vida fue en 1975 cuando Domitila Barrios cuestionó los feminismos de élite en las Naciones Unidas en ocasión de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer cuando puso de relieve una cuestión, hasta entonces, invisibilizada: la relación entre los conflictos de clase y la situación de la mujer.
Así cuenta el episodio Domitila en sus memorias: “En la Tribuna aprendí mucho también. Y en primer lugar, aprendí a valorizar más la sabiduría de mi pueblo. Allí, cada cual que se presentaba al micrófono decía: 'Yo soy licenciada, represento a tal organización'… Y blá-bláblá, echaba su intervención. 'Yo soy maestra', 'Yo soy abogada', 'yo soy periodista', decía otra. Y blá-blá-blá, empezaba a dar su opinión.
Entonces yo me decía: 'Aquí hay licenciadas, abogadas, maestras, periodistas que van a hablar. Y yo… ¿Cómo me voy a meter?' Y me sentía un poco acomplejada, acobardada. E incluso no me animaba a hablar. Cuando por primera vez me presenté al micrófono frente a tantos títulos, como cenicienta me presenté y dije: 'Bueno, yo soy la esposa de un trabajador minero de Bolivia.
Con un temor, todavía, ¿no? Y me animé a plantear los problemas que estaban siendo discutidos en ahí. Porque esa era mi obligación. Y los he planteado para que todo el mundo nos escuche a través de la tribuna.
Esto me llevó a tener una discusión con la Betty Friedan, que es la gran líder feminista de Estados Unidos. Ella y su grupo habían propuesto algunos puntos de enmienda al 'plan mundial de acción'. Pero eran planteamientos sobre todo feministas y nosotras no concordamos con ellos porque no abordaban algunos problemas que son fundamentales para nosotras, las latinoamericanas.
La Friedan nos invitó a seguirla. Pidió que nosotras dejáramos nuestra 'actividad belicista', que estábamos siendo 'manejadas por los hombres', que 'solamente en política' pensábamos e incluso ignorábamos por completo los asuntos femeninos, 'como hace la delegación boliviana, por ejemplo', dijo ella.
Entonces yo pedí la palabra. Pero no me la dieron. Y bueno, yo me paré y dije: 'Perdonen ustedes que esta tribuna yo la convierta en un mercado. Pero fui mencionada y tengo que defenderme. Miren que he sido invitada a la tribuna para hablar sobre los derechos de la mujer y en la invitación que me mandaron estaba también el documento aprobado por las Naciones Unidas y que es su carta magna, donde se reconoce a la mujer el derecho a participar, a organizarse. Y Bolivia firmó esta carta, pero en la realidad no la aplica sino la burguesía'.
Y así, seguía yo exponiendo. Y una señora, que era la presidente de una delegación mexicana, se acercó a mí.
Ella quería aplicarme a su manera el lema de la tribuna del Año Internacional de la Mujer que era Igualdad, desarrollo y paz. Y me decía: 'Hablaremos de nosotras, señora… Nosotras somos mujeres. Mire, señora, olvídese usted del sufrimiento de su pueblo. Por un momento, olvídese de las masacres. Ya hemos hablado bastante de esto. Ya la hemos escuchado bastante. Hablaremos de nosotras… de usted y de mí… de la mujer, pues'.
Entonces le dije: 'Muy bien, hablaremos de las dos. Pero, si me permite, voy a empezar. Señora, hace una semana que yo la conozco a usted. Cada mañana usted llega con un traje diferente; y sin embargo, yo no. Cada día llega usted pintada y peinada como quien tiene tiempo de pasar en una peluquería bien elegante y puede gastar buena plata en eso; y, sin embargo, yo no. Yo veo que usted tiene cada tarde un chófer en un carro esperándola a la puerta de este local para recogerla a su casa; y, sin embargo, yo no. Y para presentarse aquí como se presenta, estoy segura de que usted vive en una vivienda bien elegante, en un barrio también elegante, ¿no? Y, sin embargo, nosotras las mujeres de los mineros, tenemos solamente una pequeña vivienda prestada y cuando se muere nuestro esposo o se enferma o lo retiran de la empresa, tenemos noventa días para abandonar la vivienda y estamos en la calle. Ahora, señora, dígame: ¿tiene usted algo semejante a mi situación? ¿Tengo yo algo semejante a su situación de usted? Entonces, ¿de qué igualdad vamos a hablar entre nosotras? ¿Si usted y yo no nos parecemos, si usted y yo somos tan diferentes? Nosotras no podemos, en este momento, ser iguales, aun como mujeres, ¿no le parece?'”
Domitila, el cóndor alza vuelo
En 2005, Domitila fue nominada para el Nobel de la Paz junto con Ana María Romero de Campero y Nicolasa Machaca, entre 1000 mujeres destacadas del mundo.
Madre de 11 hijos, enterró a cuatro y, aunque la exilaron en los 80 cuando tuvo que emigrar a Suecia, volvió y se instaló en Cochabamba, para trabajar en la formación política de las jóvenes de los barrios más empobrecidos de esa ciudad: “Si la mujer está politizada, si ya tiene formación, desde la cuna educa a sus hijos con otras ideas y los hijos serán otra cosa”, escribió.
Además de gurises, Domitila parió dos libros: Si me permiten hablar, unas memorias donde retrata la historia de su pueblo, la vida del minero y de la mujer minera y cómo se organizaron en resistencia, y Aquí también, Domitila. También fue autora de cuadernillos para su Escuela móvil de formación política y sindical que desarrolló en Quillacollo y Cochabamba.
Fue en esa Cochabamba de mujeres y madres heroicas donde falleció de cáncer de pulmón el 13 de marzo de 2012 a los 74 años como Domitila Barrios Cuenca, nombre que tomó hacia el final de sus años tras despojarse del Chungara, su apellido de casada.
Tras el anuncio de su muerte el gobierno del presidente Evo Morales decretó tres días de duelo al igual que en su Pulacayo natal y en los distritos mineros de Oruro y Potosí. Por su parte, la Gobernación de Cochabamba dispuso que sus restos se despidieran con honores.
Además, el Ejecutivo dispuso que le otorgue el Cóndor de los Andes, la más alta distinción que otorga el Estado boliviano por eminentes servicios que hubieren prestado a la nación, en forma póstuma.
En tanto, Luzmila de Pimentel, Nelly de Paniagua, Aurora de Lora y Angélica de Flores, las primeras ayunantes recibieron el Cóndor de los Andes en 2013.
En Memorias del fuego, el oriental Eduardo Galeano la presentó de esta manera: “Recuerdo una asamblea obrera, en las minas de Bolivia, hace ya un tiempito, más de treinta años: una mujer se alzó, entre todos los hombres, y preguntó cuál es nuestro enemigo principal. Se alzaron voces que respondieron 'El imperialismo', 'La oligarquía', 'La burocracia'… Y ella, Domitila Chungara, aclaró: 'No, compañeros. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro'. Yo tuve la suerte de escucharla. Nunca olvidé.”
Ampliación de la nota publicada en InfoRegión el 6 de junio de 2019
Los Kipus - Mama Rosario
Mama Rosario
waqyachimuwan
kay fiestita
chaskirqöy nispa
Mana munarqönayaqtiychari
vidaytas qechurqönayawan
La Pachama como en un ensueño
se me apareció.. invocandomé
Hija te elegí para auspiciar mi celebracion, aceptamé.
le oí decir
Será que al yó desentenderme de su llamado y en mi sobervia al negarle fé
caí en la ira de los dioses y hoy muy fragíl siento la vida desvanecerse de mi.
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