Alas tullidas



Tengo tullidas las alas del invierno
por extrañar tu aliento de viento.
Mi memoria esta invadida de marionetas
sin hilos que invaden mi cama
y porfían en gritar tu nombre.

Aparecés en canciones que me son ajenas
en fragmentos de películas extrañas.
Sos ésa tele de mañanas alargadas
Y descubro qué son los artistas malditos:
los que sin esperarlos añorás por ellos.

Te dejo dejarme seducir.
Y silbo esos silbos que no son míos
y los pájaros exilados de los plátanos se ríen
y es cuando despierto
y me descubro secuestrado en tus emociones de araña.

Y creo que sólo sos una ilusión
que vive en mi despertar tardío
Abusás de mi piel y te apropiás
de mis contradicciones y de mis modos
para hacerlos cuento de noches.

No, ésas chinelas no, ésas  son mías,
otra vez te compraré las tuyas.
Las luces nos separan y las sombras confunden.
Y tu espalda conmueve.
Y tu mapa de cicatrices marca el tesoro.

Y resuena tu grito en mi espalda
que derrumba el castillo de arena.
Viniste tan golpeada que
cuando dormiste con amor
no te costó decidir que no lo merecías.


Gerardo Cadierno


Levántate y canta
César Isella - Héctor Negro

Si algún golpe de suerte, a contrapelo,
a contrasol, a contraluz, a contravida,
te torna pájaro que quiebra el vuelo
y te revuelca con el ala herida...

Por qué caerse y entregar las alas.
Por qué rendirse y manotear las ruinas.
Si es el dolor, al fin, quien nos iguala.
Y la esperanza, quien nos ilumina.




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