Manes y el lema que nunca fue


Por Gerardo Cadierno. El precandidato a presidente por la UCR, Facundo Manes, relanzó su campaña por medio de una serie de posteos en sus redes sociales: “Tres cosas necesitamos para sacar a la Argentina adelante: no mentir, no robar, trabajar, recalcó el 19 de mayo en Twitter. 

El hilo de tuits comienza con un video donde el político de Salto señala que “Argentina está viviendo momentos muy difíciles, de gran incertidumbre”.

Trabajé mucho para lograr algo en la vida y no me resigno a ver a mi país arruinado por la inflación y por dirigentes que sólo piensan en sí mismos”, sostiene, al tiempo que asevera: “no estamos obligados a elegir entre los que nos roban o los que mienten”.

“Por eso decidí postularme a la Presidencia de la Nación, para estabilizar la economía, desarrollarnos y sacar a nuestro país adelante. Para recuperar el sueño argentino de prosperidad, para volver a caminar hacia el futuro con la cabeza en alto”, concluye para coronar: “Tres cosas necesitamos para sacar a la Argentina adelante: no mentir, no robar, trabajar”. 

El mito del buen vivir

Esa sentencia que trae Manes, “no mentir, no robar, trabajar”, no es otra cosa que una adaptación no reconocida del Ama Sua (No seas ladrón), Ama Llulla (No seas mentiroso) y Ama Quella (No seas flojo) que fueron adoptados como propias por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2015 tras una presentación hecha ante el organismo por Bolivia, estado pluirinacional cuya propia constitución recoge estos lineamientos morales formulados en quechua cuyo origen se remonta a la época del Tawantinsuyu gobernado por el Inca.

Al aprobarse esta propuesta, el entonces presidente Evo Morales Ayma sostuvo: “Estoy convencido que los pueblos del mundo aprobarán estos valores que nos dejaron nuestros antepasados, esta ley cósmica debe ser aprobada, alegó en un acto.

Además, el nuevo eslogan de Manes -que según mucha fuentes sintetiza el buen vivir andino- fue aprobado por 119 países integrantes del G77+China reunidos en Santa Cruz de la Sierra para ser establecidos como valores de los gobiernos transparentes y en servicio a su comunidad.

Sin embargo, el “Ama sua, ama llulla, ama kella jamás habría sido dicho por ningún hijo de sol sino que no sería otra cosa que una trilogía moral inventada por criollos y peruanistas europeos en el marco de cierto indigenismo romántico. 

Lo curioso de esta sentencia es su falta de arraigo documental, de tratarse de un código jurídico incaico debería haber sido mencionado, al menos, por algún los cronista del siglo XVI, pero ni los quechuas Guamán Poma y Santa Cruz Pachacuti Yamqui, o los mestizos Garcilaso y Blas Valera, lo citan y, mucho menos, ninguna crónica española, de entre el centenar de las que tenemos noticias.

La llegada del Gringo Miller

Quienes indagan en la historia encuentran por primera vez esta cita en un trabajo de Manuel Lorenzo de Vidaurre y Encalada, un jurista, político y ensayista peruano, protagonista de la turbulenta histria peruana de la primera mitad del siglo XIX quien, entre otras tradiciones que recogió, cuenta: “Su modo de saludar era no robarás,  se contestaba: no mentirás”. 

Lamentablemente, jamás citó una fuente y nunca supimos cómo se encontró con este saludo.

Willian Miller

Esta cita habría sido una de tantas que languidecen en una biblioteca si no fuera por un inglés llamado William Miller y al que en estas tierras conocimos como Guillermo o, previsiblemente, El Gringo, un militar que peleó contra Napoleón y que, cuando se quedó sin guerras, se llegó al fin del mundo para pelear con José de San Martín en la guerra de independencia de Chile y Perú.

Así fue que Miller se afianzó con sus 23 heridas en el Perú que lo hizo mariscal y se dedicó a estudiar la historia de su Arcadia en su nuevo hogar: el Cusco donde aprendió quechua y biografió a Tupac Amaru. Aquerenciado entre poncho y coca, escribió unas Memorias que fueron una obra canónica de  la historiografía peruana.

“En la educación de los peruanos, el código mixto de moralidad y legislación era tan simple como útil a la mayoría. Tres concisos preceptos formaban la base de todo el sistema: Ama sua, Ama quella, Ama Llulla. No hurtarás, no mentirás, no estarás ocioso. Sobre estos tres principios cardinales estaba fundado el código de sus leyes”, apunta el Gringo en sus Memorias.

Al poco tiempo, otro inglés enamorado del Perú, Clement Markham, un viajero que hablaba un rico y fluido quechua editó en Londres su libro de viajes -Lima and Cuzco- donde levanta los mandamientos del Inca a los que suma dos. Un mandamiento para cada dedo de la mano y, al mismo precio, en un quichua academicista y clásico:

I. Ama quellanquichu, II. Ama llullanquichu, III. Ama Suanquinchu, IV. Ama Huachocchucanqui, V. Ama Huañu Cinquichu.

A los tres preceptos tradicionales, Markham, sumó dos: “no seas adúltero” y “no seas asesino”. No contento con es, catalogó a los cinco como “edicts of the Incas”, es decir en una norma legislada desde el poder central.  

En tanto, las Memorias de Miller capilarizaban en Europa donde el Gringo era tomado por una autoridad, al punto que que el italiano Cesare Cantu, autor de una Storia Universale, un verdadero bestseller en formato enciclopedia que lució durante décadas en miles de bibliotecas de todo el mundo, incluyó los tres preceptos y los mantuvo en cada una de sus centenares de reediciones que aún se encuentran en muchos estantes. 

A fines del siglo XIX, Gabino Pacheco Zegarra, un erudito de origen quechua, nacido en Ayaviri, sostuvo que los tres principios eran la base doctrinal del derecho consuetudinario incaico

El APRA y el indigenismo de lo que nunca fue

Ya entrado el siglo XX la figura que hegemoniza la política peruana es la de Víctor Haya de La Torre  fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) un partido nacionalista donde el indigenismo milenarairista y romántico fue decisivo desde su concepción inicial al punto que se creador vivió en el Cusco y tvo su viaje iniciático por los rincones de la nación andina.

Fue Haya de la Torre quien populariza entre las masas las tres premisas, masas de origen quechua pero que no consumían el indigenismo de salón.

Fue así que en 1934 y en la clandestinidad pese a ser el partido mayoritario del país, la Fracción Aprista Juvenil (FAJ) aprobó como emblema el “ama súa...”. 

Víctor Haya de la Torre

“Esta es tu ley”, decían los apristas entusiasmados con la recepción lo que llevó a Luis Alberto Sánchez, a reincidir en el error de Vidaurre y calificarlo como “un saludo”. 

Con el acceso al poder, el trío ya era casi una divisa de Estado y dio pie a epígonos como el creado por arqueólogo Toribio Mejía Xesppe quien sumó Ama Sipi, Ama Maqlla, es decir, no seas asesino, ni afeminado”.

Un poco más cerca en el tiempo en un congreso de 1987, Lorgio Guibovich propuso sumar una cuarta regla: “Ama mappa”, que aseguraba provenía de tradiciones orales y que significa “No seas sucio”.

Más allá de esto, los tres preceptos quedaron en la memoria colectiva no sólo del Perú sino, también, de Ecuador, primero, y de Bolivia, después, para poblar, finalmente, las páginas de los libros escolares con la imagen de dos incas saludándose con esa sentencia. 

Pero lo real es  que ningún investigador encontró evidencia del origen de esas pautas ni en los más remotos ayllus andinos más allá de que nadie robara, estuviera ocioso y nadie mintiera, como en la mayoría de las comarcas agrícolas donde el código se vivía y la costumbre era la ley.

En conclusión, los equipos de construcción de la candidatura de Manes pueden estar sobrados de recursos técnicos, novedades, fondos y estrategas.

Pero estarían cortos de lectores. 


Luzmila Carpio - Ama Sua, Ama Llulla, Ama Qhella 

Canción escrita y compuesta a mediados de los 70 por la música boliviana Luzmila Carpio

Waranqa wataq pasachun,
Ama chinkachunchu

Keshwa parlayninchiq,
Ch'uwallakakuchun.

Que pasen mil años,
no dejes que desaparezca 

Lengua keshwa
seguirá cristalina como el agua.




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