¡Orientales, la Patria, o la tumba!, Himno Nacional del Uruguay


Por Gerardo Cadierno. El Himno de la República Oriental del Uruguay también conocido como  ¡Orientales, la Patria, o la tumba!, por su incipit fue  escrito por Francisco Acuña de Figueroa, su música es obra de Fernando José Quijano y fue orquestado por Francisco José Debali. Declarado como tal en 1833, su forma definitiva se aprobó en 1848.

En 1828 Uruguay se independizó tras la firma de la Convención Preliminar de Paz entre Argentina y Brasil con la mediación del Reino Unido que buscaba un puerto franco en el estuario del Plata.

Jura de la Constitución de los orientales

Sin símbolos nacionales como bandera, escudo, e himno y cons su procer fundacional, José de Artigas, exilado en Paraguay, el gobernador provisorio, José Rondeau, recibió la propuesta del montevideano Francisco Acuña de Figueroa para redactar un himno que fue presentado durante la jura de la Constitución el 18 de julio de 1830 aunque debió esperar tres años para convertirse en oficial.

El 8 de julio de 1833, Acuña de Figueroa insistió ante el gobierno del primer presidente, Fructuoso Rivera, que lo aprobó el 8 de julio de 1833. 

Fructuoso Rivera, primer presidente constitucional del Uruguay

La canción había sido interpretada en el acto de gala en el Teatro San Felipe el 25 de mayo de 1833 cuando se cantó con música de Antonio Sáenz, aunque cuando se ejecutó por primera vez como himno oficial, el 18 de julio de 1833, la música era de Antonio Barros.

Más allá del consenso que despertaba la obra, hubo prevenciones sobre algunos versos contra España, Portugal y Brasil por lo cual en 1845 el autor -que también escribió el himno de Paraguay- quitó algunas líneas y, de paso, agregó una que sería célebre: "Tiranos, ¡temblad!"

La letra contiene once estrofas de ocho versos decasílabos cada una, a la que se agrega el estribillo de cuatro versos. Actualmente sólo se canta la primera estrofa y se repite dos veces el estribillo.

Pese a haber sido escrito en el marco de una guerra civil, penetró en el espíritu oriental y fue usado, incluso, como música de resistencia en las dictaduras.

La música

La polémica de la autoría de la música siempre acompañó al himno. Si bien es atribuida oficialmente al oriundo de Paysandú Fernando José Quijano, su complejidad hace presuponer que intervino Francisco José Debali (Debály Ferenc József ) un músico muy formado, nacido en Hungría y educado en Italia que fue maestro de bandas militares en el Piamonte donde estaba al sevicio de los Savoia y era primer atril del reina de Cerdeña, que sería el núcleo de la unidad de Italia.

Francisco José Debali

El decreto que aprobó la música, del 26 de julio de 1848, la atribuyó a Fernando José Quijano (1805-1871), un militar, actor y músico aficionado quien, según algunos contemporáneos, la ejecutó en su casa de Washington 244 entre Pérez Castellanos y Maciel ante un grupo de amigos, entre quienes estaban el propio Francisco Acuña de Figueroa, el poeta argentino José Mármol y Juan Manuel de la Sierra.

Sin embargo, los estudiosos sostienen que es armónicamente compleja, con reminiscencias de Gaetano Donizetti y Gioacchino Rossini, todos elementos que hacen inverosímil que un músico aficionado la haya compuesto.

Entre ellos, no dudan en sostener que la partitura hubo una intervención decisiva de Francisco José Debali, nacido en Hungría en 1793 como Ferenc József Debály. 

El músico tenía una sólida formación adquirida en Italia donde estuvo al servicio de los Savoia, la dinastía reinante en el Reino de Cerdeña y que desde el Piamonte convocó a la unidad de Italia, desde allí llegó Debali al puerto de Montevideo, en 1838, con el título de maestro de bandas militares del Piamonte.

Muchos sostienen que el himno uruguayo se parece más a una ópera que a un himno y subrayan que su melodía principal es exactamente igual a un fragmento del prólogo Lucrezia Borgia, una ópera de Gaetano Donizetti estrenada en diciembre de 1833 en el teatro de La Scala de Milán, cuando aún Debali vivía en Italia.

También hay evidencias de que Debali pudo haber escuchado la ópera algunos años antes de componer la canción, pues fue representada en Montevideo en 1841 lo cual abre una perta a que también Quijano la conociera.

Lucrezia Borgia de Gaetano Donizetti

Hay quienes indican que himno y ópera comparten nueve notas idénticas. Sin embargo, quienes defienden a Debali explican que estas notas sólo representan una cuarta parte de la ópera, de dos horas de duración, y que se trata de una mera coincidencia basada en el gusto sonoro de la época..

Hay consenso en que Quijano habría esbozado la melodía y que Debali la habría orquestado para darle el timbre sinfónico, rossiniano y operístico que la caracteriza. 

Otras versiones sostienen que Quijano ayudó a Debali a interpretar el texto y a comprender el espíritu de la letra pues no tenía gran dominio del castellano. En una carta publicada en la prensa en 1855, Debali da una pista al precisar que Quijano “...tuvo efectivamente alguna parte en la composición de la música, porque él fue quien me hizo penetrar del espíritu del Himno, y en cierto modo del tono que debía asumir aquella”.

El himno con la música actual se ejecutó por primera vez el 18 de julio de 1845, en la Casa de Comedias de Montevideo, en plena Guerra Grande y 90 años más tarde, el 20 de mayo de 1938, un nuevo decreto incorporó arreglos de Gerardo Grasso y Benone Calcavecchia.

Interludio guaraní

No sólo la letra del himno paraguayo es de Acuña de Figueroa sino que, también, su música es atribuida a Debali, aunque oficialmente, la autoría de la reconstrucción corresponde a Remberto Giménez. 

En 1934 se publicó el resultado de la encuesta realizada por el Instituto Paraguayo que buscaba determinar el autor de la música que declaró auténtica la versión reconstruida y presentada por Remberto Giménez.

Sin embargo, en 2017, el pianista y director paraguayo César Barrios descubrió que la composición del actual himno guaraní es la misma que la versión de 1833 de la canción patria charrúa.

Francisco Acuña de Figueroa

Junto al musicólogo uruguayo Lautaro Ayestarán, descubren unos documentos en los que se menciona que unos emisarios paraguayos en Montevideo hicieron conocer su himno a un grupo de personalidades entre las que se encontraba Acuña de Figueroa quien ante la sencillez de las notas les indica que le regalará al mandatario paraguayo, Carlos López, un himno más acorde a lo que debía ser una canción patria.

De ese modo, escribe la letra y usa la pertitura de la versión de 1833, obra del italiano Francesco Casale, quien sólo había vivido tres años en el Uruguay durante los cuales compuso la música oficializada el 10 de enero de 1837.

Algunos consideran que Acuña actuaba en conjunto con el presidente Rivera y con un objetivo de largo alcance geopolítico.

Es que el Pardejón no sólo esra codicioso en términos de vacas y patacones sino que no se conformaba con gobernar un puerto con un hinterland sino que buscaba crear un estado a lo que él creía su medida: un Gran Uruguay vertebrado por la cuenca del Plata que incluyera la Banda Oriental, recuperara las Misiones, segregara del Imperio del Brasil a las repúblicas farrouplihas de Rio Grande y Santa Catarina, el Paraguay, el gran Chaco, y la mespoptamia de lo que trataba de ser Argentina.

Del Amazonas al Plata y del Paraná al Atlántico: eso explica gran parte de las claves del himno oriental y ayuda a entender por qué Acuña obsequió una canción al Paraguay. 


¡Libertad, o con gloria morir!

Pese a haber sido creado en tiempos de guerra civil y por personajes todos vinculados al gobierno de la Defensa de Montevideo contra las tropas de Oribe respaldadas por Juan Manuel de Rosas, el himno nacional penetró profundamente en el espíritu de los uruguayos y se tornó objeto de culto pese a lo intrincado de su letra. 


Se toca en las fechas patrias y en espectáculos locales y nacionales. El himno fue, además, una canción de resistencia durante las dictaduras que padecieron los orientales.

Su está regulada, junto al uso de otros símbolos nacionales, por un decreto del 18 de febrero de 1952 en cuyo artículo 21 modificado por el decreto 273 del 26 de julio de 1995, se estableció que ejecutarse en todas las ceremonias oficiales de importancia y en todas las transmisiones radiales que se efectúen en días festivos. 

Por decreto del 30 de abril de 2002 se estableció que debe ser ejecutado en su totalidad en las fechas patrias celebradas los días 19 de abril, 18 de mayo, 19 de junio, 18 de julio y 25 de agosto y en cualquier otra oportunidad que así lo disponga el Poder Ejecutivo.

Monumento Nuevos Rumbos, Rambla de Montevideo

Himno Nacional de Uruguay
Se ejecuta el coro y las dos cuartetas de la primera estrofa

Coro
¡Orientales, la Patria, o la tumba!
Libertad, o con gloria morir!
Es el voto que el alma pronuncia,
y que heroicos sabremos cumplir!

Libertad, libertad Orientales!
Este grito a la Patria salvó,
que a sus bravos en fieras batallas
De entusiasmo sublime inflamó.

De este don sacrosanto la gloria
merecimos: tiranos temblad!
libertad en la lid clamaremos,
y muriendo, también libertad!

Coro

Dominando la Iberia dos mundos
ostentaba su altivo poder,
y a sus plantas cautivo yacía
el Oriente sin nombre ni ser:

mas, repente sus hierros trozando
ante el dogma que Mayo inspiró,
entre libres y déspotas fieros,
un abismo sin puente se vio.

Coro

Su trozada cadena por armas,
por escudo su pecho en la lid,
de su arrojo soberbio temblaron
los feudales campeones del Cid:

en los valles, montañas y selvas
se acometen con ruda altivez,
retumbando con fiero estampido
las cavernas y el cielo a la vez.

Coro.

Al estruendo que en torno resuena
de Atahualpa la tumba se abrió,
y batiendo sañudo las palmas
su esqueleto, ¡venganza! gritó:

los patriotas al eco grandioso
se electrizan en fuego marcial,
y en su enseña mas vivo relumbra
de los Incas el Dios inmortal.

Coro

Largo tiempo, con varia fortuna,
batallaron liberto, y señor,
disputando la tierra sangrienta
palmo a palmo con ciego furor.

La justicia, por último, vence
domeñando las iras de un Rey;
y ante el mundo la Patria indomable
inaugura su enseña, y su ley.

Coro.

Orientales, mirad la bandera,
de heroísmo fulgente crisol;
nuestras lanzas defienden su brillo,
nadie insulte la imagen del Sol!

De los fueros civiles el goce
sostengamos; y el código fiel
veneremos inmune y glorioso
como el arca sagrada Israel.

Coro

Por que fuese mas alta tu gloria,
y brillasen tu precio y poder,
tres diademas, oh Patria, se vieron
tu dominio gozar, y perder.

¡Libertad, libertad adorada,
mucho cuestas tesoro sin par!
pero valen tus goces divinos
esa sangre que riega tu altar.

Coro.

Si a los pueblos un bárbaro agita,
removiendo su extinto furor,
fratricida discordia evitemos,
¡Diez mil tumbas recuerdan su horror!

Tempestades el Cielo fulmina,
maldiciones desciendan sobre él,
y los libres adoren triunfante
de las leyes el rico joyel.

Coro

De laureles ornada brillando
la Amazona soberbia del Sud,
en su escudo de bronce reflejan
fortaleza, justicia y virtud.

Ni enemigos le humillan la frente,
ni opresores le imponen el pié:
que en angustias selló su constancia
y en bautismo de sangre su fe.

Coro

Festejando la gloria, y el dia
de la nueva República el Sol,
con vislumbres de purpura y oro
engalana su hermoso arrebol.

Del Olimpo la bóveda augusta
resplandece, y un ser divinal
con estrellas escribe en los Cielos,
dulce Patria, tu nombre inmortal.

Coro 

De las Leyes el Numen juremos
igualdad, patriotismo, y unión,
inmolando en sus aras divinas
ciegos odios, y negra ambición.

Y hallarán los que fieros insulten,
la grandeza del Pueblo Oriental,
si enemigos la lanza de Marte,
si tiranos, de Bruto el puñal.

Coro



Comentarios

Entradas populares

Contactame

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *