Cabalgar por la espalda

 


Tras la luna, de plata el almendro se volverá
cuando el laurel desfile en tu espalda.
Ay, el manzano me llama; 
ay, el cerezo me llamaba.

Y, entonces, de oliva me lloverás
navegando en azafrán por mi espalda
para despertar tus hombros 
de olivar altivo tras peregrinar por los senderos 
de romero y laurel de tu espalda
donde cabalgo a contrapelo, a contrapena, a contraluz. 

Cabalgo izando altas las velas en mares de pampa y 
sábanas encendidas de piel morena. 
Llevo cortas de cuero crudo y cruel las riendas, 
azote de viento y candiles de espinas traicioneras.

Cabalgo en sombra y atravieso mar, río, llano y frontera
busco árbol, querencia, viento, tiempo, historia y miseria.
Y soy fuego, agua, tierra, aire y piedra pariendo memoria
ligera de tristeza honda y alegría plena.  

 Y con acuarelas de olivo y azahar
sanaré el mapa de cicatrices
que se esconden en tu mirada
y se dibujan en tu piel.

Por Gerardo Cadierno


La Romería
Federico García Lorca - Paco Ibáñez

Vete sola detrás de los muros
donde están las higueras cerradas
y soporta mi cuerpo de tierra
hasta el blanco gemido del alba.

Si tú vienes a la romería
a pedir que tu vientre se abra,
no te pongas un velo de luto,
sino dulce camisa de Holanda.



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