Campanas de sal
Una tormenta errante me robó las letras
y ya no me queda paciencia para hacerlas palabras
mientras, disimulo con estilo que ya somos nadie.
Y el reloj empeñado en campanear que, otra vez, que son las doce.
Doce campanadas y ningún mensaje
nadie parece saber que mi soledad cumple otro día.
Y la vamos pariendo mientras llenamos el olvido
de recuerdos y cicatrices invisibles.
Mariposas negras que acarrean basura,
improvisan un cadalso para el sol,
pájaros con alas enchastradas en veneno
y un canto que quema al mar.
Doce campanadas y juzgamos al cielo,
para subir las escaleras de hielo sin creer,
y resbalar en las historias sin tejer
que descansan en bosques calcinados sin miradas.
Manada organizada de elefantes rumbo al cementerio,
un cortejo de luciérnagas apagadas,
un peregrinar entre polvo que no fue barro
acosados por flechas de papel desnudo.
Doce campanadas y se escurre ése minuto
en el que me iba encontrar en tu mirada
en medio del laberinto de espejos
para vivir feliz como cuentan los cuentos.
Busco tu mirada entre la piel
mientras las campanadas devoran mi tiempo
antes de volverme sal sin recuerdo
mirando la tele en un sillón viejo.
Gerardo Cadierno
Antiguas campanas de pueblo (Alberto Muñoz) - MIA
Antiguas campanas de pueblo
anunciando la llegada de la niña.
Badajos en histeria
golpeando sus cabezas
atrás quedan las siestas,
las mieses trituradas.
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