Internet, ése invento argentino
Por Gerardo Cadierno. Cuando consultamos cuándo y dónde comenzó Internet todos los buscadores y sitios especializados nos responderán que nació en 1969 y en Estados Unidos bajo la premisa de conformar un conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas para formar un entramado lógico y único de alcance mundial.
Pues no, Internet comenzó en Buenos Aires y en 1953 bajo el lema “ajusta lo justo porque ajusta a gusto”.
Ernesto Rigoni, fundó, en 1953, Internet SRL dedicada a confeccionar ropa interior femenina que se comercializaba en Creaciones Zule, Viamonte 611, bautizado así en honor a Zulema, una de las hijas del empresario.Internet fabricaba básicamente bombachas que tenían portaligas e incursionó en fajas, bikinis y corpiños. Aseguran que su calidad era excelente y que competía con ventaja contra sus pares brasileños que amenazaban el mercado textil argentino:
Hay quienes sostienen que la marca deriva del entrecruzamiento de las fibras elásticas, que formaban una red de redes y moldeaban así el cuerpo de la mujer. Sin embargo, Patricia, una de las hijas de Rigoni, aseguró que ese net no tenía nada que ver con su equivalente en castellano, red pues el empresario siquiera sospechaba el inglés.
“Pídalas en el negocio de su vecindad”, instaba un reclame de esos que aparecían en las páginas de Antena, El Hogar, Atlántida, Radiofilm y Radiolandia donde curvilíneas y contundentes señoras -no exentas de cierta audacia y con un estilo Gina Lollobrigida- promocionaban las bondades de la marca que “en materiales fínisimos” y “colores a elección” prometían una “bombacha anatómica a la medida de su medida” .
“Internet ajusta lo justo, porque ajusta a gusto”, proclamaban, ingeniosos, los slogans que se multiplican en las páginas sepia. ¿Otros? “Cinturita chiquitita, bombachitas Internet”, “Internet, tu ropa interior se fabrica con hilado importado Perlón”, “Ahora con bikinis Internet te sentirás ágil, fresca y súper cómoda” o “Internet, la bombacha anatómica a la medida de tu medida”.
La creatividad para cumplir el sueño de una cintura al estilo Divito.
Riguroso, Rigoni registró la marca en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial bajo el número 330.374 y renovó el trámite sólo una vez. No pudo hacerlo una tercera: la firma quebró en la época de Martínez de Hoz. Sí, Joe y sus políticas arrasaron hasta con Internet.
Hoy, en el espacio que ocupaba ese tienda para damas conviven locales de electrónica importada y un sex shop lo cual es, en cierto modo, una suerte de metáfora: un tercio de los contenidos de Internet está vinculados a la pornografía y el eufemísticamente llamado entretenimiento para adultos explica uno de cada cuatro ingresos a la red.
Sí, los argentos somos mucho más que los sommelier de soda, también anticipamos Internet.
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