El reem o re'em
Por Gerardo Cadierno. También llamado reëm, es un enorme buey salvaje e incapaz de ser domado. De origen hebreo, los salmos advierten contra la insensatez de tratar de uncirle un yugo y especifican que sólo Hashem puede proteger a los hijos de Adán de sus cuernos.
Tal era su fuerza que Balaam en el libro de los Números habla de él: "D's los sacó de Egipto; tiene, por así decirlo, la fuerza de un unicornio".
Moshe, por su parte en el Deuteronomio la comparan con la de Adonay: "Su gloria es como el primogénito de su becerro, y sus cuernos como cuernos de unicornio; con ellos empujará a los pueblos hasta los confines de la tierra; y son los diez millares de Efraín, y ellos son los millares de Manasés".
Su inconcebible tamaño hace que sólo pueda existir una pareja de ellos a la vez: la hembra vive en un confín de la tierra y el macho en otro. Cada siete años solares -es decir setenta de los años del hombre- justifican su existencia en una cópula, tras la cual la vaca asesina al toro a porfía de mordiscos.
Once años del hombre dura la preñez de la vaca y en el último de ellos su gravidez es tal que se echa y sobrevive gracias a las hierbas que generan los campos que en su derredor fertiliza su saliva.
Finalmente, un día su útero se abre con fuerza y surgen dos crías: un macho y una hembra. Él irá hacia el este, ella hacia el oeste para reunirse, copularse, asesinarse y parir al cabo de otros siete años solares.
El re'em no habría sobrevivido al diluvio de no ser porque Noah al ver que no había lugar para ellos en el arca logró -con ayuda de Hashem- atarlos de los cuernos a la popa del navío de la vida. La estela que dejaban en la navegación abarcaba desde Tiberíades hasta Genesaret.
Muchas vidas de hombres después, aún niño, David llevó las ovejas de su padre a pastorear al lomo de un re'em que dormía al confundirlo con un monte.
Al despertar, la bestia se incorporó y el hijo de Isaí logró aferrarse de un cuerno que llegaba hasta el cielo. Trémulo, suplicó ayuda al creador al que prometió erigir un templo de cien codos. Conmovido, Hashem envió en su nombre al rey de todas las bestias: el león, ante el cual el re'em se inclinó dócil. Pero, el rey de Salem también temía al león por lo cual volvió a suplicar y Hashem, generoso, volvió a oirlo tras lo cual envió una gacela para que el león la persiga para alivio del padre de Salomón.
Su tamaño era tal que Rabba bar Bar-Hanna escribió que en uno de sus viajes vio a un re'em de sólo un día: era del tamaño del monte Tabor, el contorno de su cuello era de tres leguas y arrojaba bostas de tal tamaño que obstruían el curso del Jordán ocasionando devastadoras inundaciones.También está escrito que un re'em recién nacido llegó a Israel y arrancó de raíz todos sus árboles. El piadoso Rabbi Hiyya bar Rabbah decretó un ayuno que llegó a la mirada de Hashem quien conmovido, hizo que la moribunda madre del inabarcable ternero lance desde lo más profundo del desierto un último gemido para que la criatura vuelva a ella.
El buen profeta Isaías advierte: "Y con ellos descenderán unicornios, y becerros con toros; y su tierra se empapará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura"
Muchos confunden este buey con el 'buey del desierto', que en realidad es un antílope de fuertes y afilados cuernos capaces de atravesar a un cazador, quienes, por este motivo, lo cosen a flechazos para premiarse con sus cuernos, obtener su blindado cuero para hacer sandalias y comer su carne, la mejor de las dunas.
Posteriormente, los setenta de Al Iskhandarya tradujeron su nombre como monokeros al confundir los cuernos que, como rarezas, se vendían en el mercado con los del re'em.
De allí que lo hayan asimilado al rinoceronte o al unicornio. "¿Estará el unicornio dispuesto a servirte o acatar tu cuna? ¿Puedes atar al unicornio con su banda en el surco? ¿O rasgará los valles tras de ti? ¿Confiarás en él, porque su fuerza es grande? ¿O le dejarás tu trabajo? ¿Le creerás que traerá tu semilla a casa y la recogerá en tu granero?", dice el libro de Job.
Pero debemos de recordar que a los Setenta, siguió el latino Jerónimo y luego una Babel de nombres que nos llevaron a hablar de él como buey salvaje, toro salvaje, búfalo o rinoceronte.
El re'em también se menciona en el Tratado Zebahim que lo asocia con la mítica Behemoth descrito en otras áreas de la mitología judía, aggada y kabbala debido a los sorprendentes paralelismos entre el astado y el guardián de las tierras al este del Edén, donde reina junto a Leviatán y el Zim hasta que las tres bestias sirvan de banquete para los justos tras el Armaggedon.
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