Leviatán
Otros dicen que perdonó a Leviatán por ser una de Sus criaturas, pero lo domesticó por completo, una tarea que encomendó al eficaz arcángel Jahoel, y todavía se digna jugar con él en el ancho mar durante tres horas al día. Los grandes dragones marinos sirven de alimento a Leviatán.
Pero Leviatán sólo teme a una criatura: un pececito llamado Chalkis, creado por D's con el único propósito de refrenarlo.
Algunos dicen que Leviatán tiene tantos ojos como días el año, y escamas radiantes que oscurecen al sol mismo; que se muerde la cola con los dientes y forma un anillo alrededor del océano. A la banda inferior del firmamento, que lleva los signos del zodíaco, se la llama, por eso, Leviatán.
A pocos hombres se les ha concedido ni siquiera una vislumbre del cuerpo de Leviatán; pero en una ocasión Rabh Saphra, mientras navegaba en un barco, vio un animal con dos cuernos que sacaba la cabeza del agua. Grabadas en los cuernos leyó estas palabras: "Esta minúscula criatura marina, que mide apenas trescientas leguas, está en camino para servir de alimento a Leviatán".
Leviatán, como Ráhab, exhala un hedor terrible y, si no fuera porque de vez en cuando el monstruo se purifica olfateando las fragantes flores de Edén, todas las criaturas de Dios se asfixiarían seguramente.
Los que sostienen que D's perdonó la vida a Leviatán, prevén que acontecerá una gran cacería angélica en la que él será la presa. Pero hasta los ángeles más temerarios tienen que huir de él cuando lo acorralan, y si se animan a atacarlo, sólo pueden embotar sus armas en las escamas.
Así será hasta cuando, por fin, Gabriel trate de sacarlo del mar al que ha vuelto, y donde Leviatán traga el anzuelo, la línea y el pescador. Luego D's en persona deberá tomarlo en la red y matarlo.
D's no sólo preparará un banquete magnífico con la carne de Leviatán, distribuyendo para la venta en las calles de Jerusalém lo que los justos no puedan comer, sino que además hará carpas con su piel y adornará las paredes de la ciudad con lo que quede, para que brillen hasta el final del mundo.
León Gieco y Agarrate Catalina - Sueño con Serpientes
Hay hombres que luchan un día
con cierto mar, ay
de serpientes sueño yo
Largas, transparentes
y en sus barrigas llevan
lo que puedan
arrebatarle al amor.
No quepo en su boca
me trata de tragar
pero se atora
con un trébol de mi sien
Creo que está loca
le doy de masticar una paloma
y la enveneno de mi bien
esta al fin me engulle
Y mientras por su esófago paseo
voy pensando en qué vendrá
pero se destruye
cuando llego a su estómago y
planteo con un verso una verdad
La mato y aparece una mayor
con mucho más infierno en digestión
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