En su cima los Andes sostengan... Perú



El Himno Nacional de Perú data de 1821 cuando, tras la proclamaión de la independencia, el Protector de ese país, José de San Martín, 
convocó a un concurso público para elegir una Marcha Nacional para las tropas según indica la Gaceta del Gobierno en su edición del 7 de agosto de 1821.

El anuncio llamaba a los profesores de "bellas letras", los compositores y aficionados, para que dirigieran sus producciones firmadas al Ministerio de Estado antes del 18 de septiembre, cuando una comisión elegiría entre ellas la que sería adoptada como marcha nacional y a cuyo autor se lo retribuiría por parte del público y el gobierno con "la gratitud nacional".

Se presentaron siete composiciones que fueron audicionadas, cuenta la tradición, en el salón de Miguel José de Riglos, un íntimo amigo de San Martín, acompañadas de un clave.

Siguiendo esa tradición, el Protector decidió adoptar la presentada por el músico afroperuano José Bernardo Alcedo, un conocido patriota. Algunos sostienen que San Martín ya conocía esta composición cuya elección ya tenía in pectore, aunque resolvieron convocar al certamen para conservar las formas. 

La marcha fue estrenada el 23 de septiembre de 1821, en el Teatro Segura, en una función a la que asistieron San Martín y los líderes independentistas y fue interpretada por la soprano Rosa Merino quien logró que el auditorio responda poniéndose de pie.


Los versos originales son obra del poeta iqueño de la Facultad de Artes de la universidad de San Marcos, José de la Torre Ugarte, excepto la primer estrofa que se agregó en 1840 y cuyo autor es desconocido.

Con el tiempo, la música fue sufriendo algunas mutaciones y cambios, alguno de ellos, como el de 1869 a cargo de Claudio Rebagliati, fue, incluso a pedido de Alcedo, el autor de la música orignial.​

En 1874 se organizó un concurso para reformar la letra y generar una versión canónica, convocatoria que fracasó a causa de la popularidad y arraigo que tenía la letra original.

El 8 de mayo de 1901, se aprueba la Edición Oficial restaurada del Himno Nacional del Perú  mediante un decreto que indicaba que "por no haber existido sino una partitura para bandas militares, y que en 1869, no pudiendo el maestro Alzedo por su avanzada edad escribir en forma la música del himno comisionó al recurrente profesor Rebagliati con ese propósito, obteniendo en seguida el trabajo de éste la plena aprobación de aquél".

Ya con la música restaurada y oficializada, ese mismo año el gobierno de Eduardo López de Romaña, convocó a un concurso para elegir una nueva letra al considerar que la de José de la Torre Ugarte estaba anticuada y era agresiva hacia España.

Un jurado, determinó que debía mantenerse el coro original y declaró ganadora a la propuesta del poeta José Santos Chocano. Esta versión que llegó a cantarse en las escuelas públicas nunca fue oficializada a causa de la presión por parte de la opinión pública que obligó en 1913, durante el gobierno de Guillermo Billinghurst a promulgar la ley 1801 que declaraba intangibles la letra y la música del himno nacional, incluida la primera estrofa apócrifa para la cual, en 1954, y a pedido del presidente Raúl Porras Barrenechea, Chabuca Granda compuso un reemplazo que nunca se difundió.​

Posteriormente, en los 70. durante el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado, se intentó modificar el segundo y tercer párrafo, mientras que, posteriormente, el gobierno de Francisco Morales Bermúdez dispuso que en ceremonias oficiales y colegios, se cantase la última estrofa en vez de la apócrifa. 

En los 80, durante el inicio del segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry, se volvió a cantar el Himno con la estrofa cuestionada hasta que, finalmente, el Tribunal Constitucional determinó -en junio de 2005 - que esa estrofa no era de José de la Torre Ugarte,​ sino que provenía del folclore popular y que su inserción en el himno expresaba la voluntad del pueblo peruano formalizada en la ley  por lo que merecía mantenerse intangible.

El supremo tribunal también verificó que la quinta estrofa original había sido excluída y ordenó su restitución que, en la versión actual, sería la sexta de siete.

En septiembre de 2009, durante el segundo mandato de Alan García, se dispuso, nuevamente, que en ceremonias oficiales se entonara la última estrofa en vez de la primera, una norma qe parece haber logrado la aceptación.​

Si bien la reglamentación establece que la posición oficial para cantar el himno es con "los brazos a los lados", la costumbre popular es entonarlo con la mano derecha a la altura del corazón, una manera que, incluso, se popularizó en actos oficiales. Además, se acostumbra a que al fin de la interpretación el celebrante grite ¡Viva el Perú! y la concurrencia responda ¡Viva!.

Versión cantable

Coro
Somos libres, seámoslo siempre
y antes niegue sus luces el Sol,
que faltemos al voto solemne
que la Patria al Eterno elevó.

En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.

A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el Sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob.


Versión completa

Coro
Somos libres, seámoslo siempre
y antes niegue sus luces el Sol,
que faltemos al voto solemne
que la Patria al Eterno elevó.

I
Largo tiempo el peruano oprimido
la ominosa cadena arrastró;
c
ondenado a una cruel servidumbre
largo tiempo en silencio gimió.

Mas apenas el grito sagrado
¡Libertad! en sus costas se oyó,
la indolencia de esclavo sacude,
la humillada cerviz levantó.

II
Ya el estruendo de broncas cadenas
que escuchamos tres siglos de horror,
de los libres al grito sagrado
que oyó atónito el mundo, cesó.

Por doquier San Martín inflamado,
Libertad, libertad, pronunció,
y meciendo su base los Andes
lo anunciaron, también a una voz.

III
Con su influjo los pueblos despiertan
y cual rayo corrió la opinión;
desde el istmo a las tierras del fuego
desde el fuego a la helada región.

Todos juran romper el enlace
que natura a ambos mundos negó,
y
 quebrar ese cetro que España,
reclinaba orgullosa en los dos.

IV
Lima, cumple su voto solemne
y, severa, su enojo mostró
al tirano impotente lanzando,
que intentaba alargar su opresión.

A su esfuerzo saltaron los grillos
y los surcos que en sí reparó,
le atizaron el odio y venganza
que heredara de su Inca y Señor.

V
Compatriotas, no más verla esclava
s
i humillada tres siglos gimió,
para siempre jurémosla libre,
manteniendo su propio esplendor.

Nuestros brazos, hasta hoy desarmados,
estén siempre cebando el cañón,
que algún día las playas de Iberia,
sentirán de su estruendo el terror.

VI
Excitemos los celos de España
p
ues presiente con mengua y furor
que en concurso de grandes naciones
nuestra patria entrará en parangón.

En la lista que de éstas se forme
l
lenaremos primero el renglón,
q
ue el tirano ambicioso iberino, 
que la América toda asoló.

VII

En su cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor,
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres, por siempre nos dio.

 A su sombra vivamos tranquilos,
y al nacer por sus cumbres el Sol,
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob.

También hay una versión en quechua, uno de los idiomas cooficiales.


 


Comentarios

Entradas populares

Contactame

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *