El ziz


Por Gerardo Cadierno. El ziz o zim es un ave carente de impureza y comestible. Rey de las aves, fue creado en el quinto día y desde las marismas, motivo que la ubica entre las criaturas del mar y de la tierra. Así como Leviatán es el rey de los mares, y Behemot de la tierra y todo lo demás, el ziz es el rey de los aires.

Su misión está relacionada con su capacidad de enseñar a los hijos de Adán la grandeza de Hashem y recibe su nombre porque su carne muta y congrega sabores. Es por eso que "un día sabe así (zeh) y, otros, así (zeh)."

Una tarea no menor del ziz es ser vehículo de la misericordia de Hashem: para evitar que las aves rapaces asolen a las más pequeñas, en el mes Tišrí, el Creador le ordena que alce su cabeza, despliegue y agite las alas y cacaree con fuerza para inspirar respeto y terror a halcones y águilas y hacer que desistan de atacar a sus pares más desvalidos.

Al crear al ziz, Hashem hizo que se pose sobre el lomo de Leviatán y vio que su mirada llegaba ante el Trono Divino y que sus alas extendidas podían abrigar a toda la Tierra y custodiarla del ardiente viento sur, ese que reseca la vida.


Cuenta Bar Hana: "En uno de mis viajes vimos a un zim parado en el mar, el agua apenas le llegaba a los tobillos por lo cual pensamos que el mar era poco profundo y propicio para un baño. Nos aprestábamos a zambullirnos, cuando un serafín nos advirtió: 'Cuidado, insensatos, un carpintero hace siete años dejó caer aquí su hacha y hace siete años que no termina de caer'".

Hay una zim hembra que cuida un único huevo gigantesco al que incuba e una montaña de los confines del mundo. Una vez, un huevo se pudrió, cayó y se rompió: su hedor ahogó 70 ciudades y arrasó con trescientos cedros.


En el Targum y el Talmud lo asocian con el tarnegol bar (gallo salvaje), el ben netz (hijo del halcón), sekhwi (gallo o el vidente), renamin (el cantante celestial), o bar nokhmi (Hijo del nido) y lo relacionan con complejos mitos iraníes del gallo sagrado que menciona el Zend Avesta, así como con el roc o rukh -también llamados saena o simurgh- de las tradiciones persas recogidas en Las mil y una noches que alimentaba a sus crías con elefantes y rinocerontes.

El ziz nace sin que la madre empolle el huevo, de ahí el nombre de "hijo del nido"

La única certeza que nos ha sido revelada es que en el fin de los tiempos compartirá el destino de Leviatán y Behemot y será servido en el banquete de los justos para compensarles por la prohibición que sobre ellos pesaba de consumir alimentos impuros.



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