El llanto de la inteligencia
Por Gerardo Cadierno. El dispositivo es sencillo: se dice o se reproduce cualquier barbaridad para desatar alarma y escándalo.
Cuando alguien chequea, aclara o desmiente, en vez de admitir el 'error' se alega: "Ahora dan marcha atrás porque los denunciamos antes y los obligamos a recular."
La tesis -la misma que la de la posverdad- es: no importan los hechos, importan las intenciones y cuanto más ocultas, mejor.
En medio, descalificaciones, argumentaciones ad hominem, intolerancia y agresión.
Mientras pasa todo esto, la ética se extravía, nos aislamos en nuestras necedades y la inteligencia llora.
El gran negocio de la grieta consiste en mantener separados a los que pensamos más o menos parecido, mientras permite que otros se junten -cómodos- para hacer sus negocios.
En el medio, algunos vivos que lucran con ella adquieren notoriedad y, de paso, hacen una diferencia económica.
Creo, además, que parte del problema pasa por quienes necesitan aferrase a un discurso que les de existencia social y legitime sus posiciones.
Lamentablemente, hay vastos sectores que encuentran su lugar en oposición a algo y no en la construcción de un discurso propio, una actitud de notoria pereza intelectual en la que, seguramente, todos caemos de tanto en tanto y de la que es necesario salir.
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