Azogue y dolor
Por Gerardo Cadierno. -¿Estás bien? preguntó sin saber que esa imagen no era otra cosa que su propio espejo.
- Sí, contesto él.
Ante lo inadmisible de esa confesión quiso destruir al inasible espejo.
Con terror, con espanto y con pavor descubrió el espejo no estaba ni ahí ni en ningún lugar.
Entonces, hundió su mano transformada en garra dentro de su interior más profundo buscando ese inmerecido bienestar para arrancarlo de sus entrañas y hundirlo en el más profundo de los vacíos, pero por más que hurgara y arrancara no pudo encontrarlo aunque sentía su porfiada presencia.
Luego quiso romper el espejo aunque no alcanzó a comprender que era parte de sí.
Ignoraba que el espejo ya estaba roto y que su ser yacía, doliente, entre trozos y astillas de madera, plomo, mercurio y vidrio.
Chico Buarque, Construcción
Amou daquela vez como se fosse máquina
Beijou sua mulher como se fosse lógico
Ergueu no patamar quatro paredes flácidas
Sentou pra descansar como se fosse um pássaro
E flutuou no ar como se fosse um príncipe
E se acabou no chão feito um pacote bêbado
Morreu na contramão atrapalhando o sábado
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