Fantasma
"Debo verme realmente mal", pensó él.
De otra forma. no se explicaba que al cruzarse en la calle la reacción de ella hubiese sido la misma que si se hubiera topado con un espectro inesperado.
Tras el impacto, ella musitó un automatizado saludo de rigor y nunca supo o pudo, no digamos sostenerle la mirada, nunca pudo, siquiera, mirar.
Sus ojos negros buscaron refugio en una pared mustia y olvidada.
Luego, ella agachó la cabeza, se encorvó ligeramente y huyó -como si fuese un reflejo condicionado- a paso vivaz para dar vuelta en la esquina y perderse (o quizás esconderse) en la noche tan propicia a los fantasmas.
Gerardo Cadierno
María Rosa Yorio, Quiero ver, quiero ser, quiero entrar
Invítame a ver tu historia
nunca dire que ya la se.
Escondeme en tu memoria
quiero vivir.



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