Leandro, el modelo

 


Por Gerardo Cadierno. Leandro Despouy fue el tipo que hizo que mucha gente supiera que existía algo conocido como la AGN (Auditoría General de la Nación) un lugar donde con trabajo artesanal y paciente demostraban la corrupción que nadie quería ver y algunos negaban.

"Nosotros advertimos la Tragedia de Once", acusó alguna vez, entre la indiferencia de unos y el cinismo de otros.

Tal vez esa templada tenacidad sea hija de una militancia que lo mandó al exilio en 1975, después que la Triple A creada por José López Rega con el consentimiento de Perón asesinara a Silvio Frondizi. Ahí se tomó en serio las amenazas de la banda paraestatal que lo tenía en la mira a causa de su trabajo presentando hábeas corpus y en la gremial de abogados.

Puntano en París, allí changueó, posó como modelo y fue el primer denunciante de las atrocidades de la TripleA ante el II Tribunal Rusell ante el cual, además, declaró como testigo y responsabilizó a López Rega y a otros funcionarios del gobierno de María Estela Martínez de Perón.

A la vuelta de la democracia, Alfonsín lo convocó para que se haga cargo del área de derechos humanos de la Cancillería desde donde impulsó el retorno al país de victimas de la dictadura en el exilio para que testificaran en el juicio a las juntas militares.

Luego fue relator de las Naciones Unidas en materia de independencia judicial y acompaño al excanciller Dante Caputo en la misión de Haití. Fue presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

En 2002, Alfonsín,lo vuelve a convocar y regresó desde Ginebra para asumir al frente de la Auditoría General de la Nación, donde estuvo hasta 2016.

De la nada y contra todos fundó un organismo de contralor que con método y rigor denunció el saqueo y las corruptelas, y que fue esencial para lograr las escasa condenas por corrupción que exhibe esta patria donde todo parece ser lo mismo.

Tras su paso por la AGN recibió la Mención Especial de los Premio Konex a las Humanidades Argentinas y formó parte de la Comisión de Control de Ficheros de Interpol.

A este docente y autor de libros y artículos, nacido el 4 de abril de 1944 en San Luis, lo mató en Buenos Aires un cáncer cruel el 18 de diciembre de 2019. 

Tenía 72 años. Y era radical.

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