Ella, la mejor.


Para muchos Marilyn es el frívolo "Happy birthhday, mister President" sin embargo, la Monroe no era ni banal ni improvisada.

Preocupada por su carrera artística tomó lecciones de canto y, por consejo de uno de sus coachs, compró discos de George Gershwin y de Ella Fitzgerald a los que escuchó con devoción para aprender y convertirse en una aceptable vocalista.

Eran los fines de los 50 y, en plena lucha por los derechos civiles, los músicos negros -independientemente de su popularidad- tenían muy difícil trabajar en los lugares más exitosos.

Sin embargo, en ese mundo surgieron varios de los pioneros que a través de sus acciones trabajaron por una sociedad más justa y libre.

Uno de ellos fue Sam Phillips, titular de Sun Records y mentor de Elvis Presley, quien puso en vinilo la voz de docenas de artistas negros una década antes del auge de la lucha por los derechos civiles. 

Otro de los nombres indispensables para eslabonar esta cadena es el del propìetario del Café Society de Nueva York, Barney Josephson, quien fue de los primeros en eliminar las barreas raciales y amalgamar audiencias. 

Finalmente, surge la figura de Norman Granz, fundador de la discográfica Verve y representante de Ella Fitzgerald. Los artistas de su escudería -fuesen blancos o negros- viajaban juntos, se alojaban en los mismos hoteles y entraban a los locales por la misma puerta. 

El más famosos de esos locales era el Mocambo en Hollywood. Allí fue donde Frank Sinatra hizo su debut en Los Ángeles y era el lugar elegido por artistas de la talla de Clark Gable, Charles Chaplin, Humphrey Bogart, Lauren Bacall y Lana Turner.

Ella Fitzgerald jamás había podido cantar allí, pese a que algunas artistas negras como Eartha Kitt o Dorothy Dandridge ya lo habían hecho. 

Era 1953 y la platinada nacida como Norma Jeane Mortenson brillaba como la estrella más refulgente de la galaxia Hollywood.  Fue así que una tarde llamó a Charlie Morrison y Felix Young los convenció de contratar a la cantante de Virginia.

En una entrevista de 1972, la Fitzgerald comentó: "Tengo una deuda con Marilyn Monroe ... ella llamó al dueño del Mocambo, y le dijo que si me contrataba, ella tomaría una mesa todas las noches lo que le daría mucha publicidad. El dueño dijo que sí, y allí estuvo en la mesa principal todas las noches. Después de eso, nunca más tuve que tocar en un pequeño club de jazz."

Esta no fue la única acción de Monroe en pos de los derechos de su amiga. Cuando salían juntas, en cada establecimiento en el que se obligaba a los negros a entrar por puertas diferentes o a confinarse en un sector, la actriz se negaba y exigía entrar por la puerta principal juntas o sentarse en la misma mesa. 

Casualmente, en esa noche de marzo en la que Fitzgerald se subió al escenario del Mocambo, hubo una estrella que no se presentó: Marilyn que había tenido que viajar a Nueva York. La actuación fue un éxito y la carrera de la artista no paró de crecer hasta llegar a su cenit cuando, en 1956, preesentó Ella Fitzgerald Sings the Cole Porter Song Book, uno de los discos de jazz más exitosos de todos los tiempos.

Gracias a su amiga, la vocalista tenía abiertas todas las puertas del mundo. Por su parte, la Monroe honró su palabra con los dueños del Mocambo acompañando a la cantante en muchas ocasiones. 

"Era una mujer inusual, un poco adelantada a su tiempo, aunque no lo sabía", supo recordar alguna vez la Fitzgerald a la amiga que tanto la ayudó.

Ella Fitzgerald & The Tee Carson trio
Summertime, by George Gershwin.
Berlin, 1968.
Ella Fitzgerlad canta una canción de cuna a su hijo.



Comentarios

Entradas populares

Contactame

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *