El postre preferido de don Pedro
Por Gerardo Cadierno. El don Pedro era el helado preferido de padre. Cuando salíamos a comer afuera, si la ocasión lo ameritaba y los mangos alcanzaban, el pedido de postre era invariable: casatta de tres gustos para los chicos, almendrado para madre y un don Pedro para el caballero.
La creación no tiene grandes misterios: vaso ancho y bajo con una medida de whisky; un par de bochas de helado de americana y nueces coronando. Algunos apelan al helado de vainilla, otros al almendrado y -dicen- que hay quienes usan almendras en vez de nueces.
En lo que la cátedra es unánime es en que el whisky debe ser nacional y berreta como, por ejemplo, un Old Smuggler, Royal Command o un Premium.
La genealogía de don Pedro
Lo Prete había sido fundado por cuatro hermanos llegados de Italia a principios del siglo pasado y, tras sus comienzos como cantina, llegó a contar con casi 150 mozos que servían platos exclusivos como chivito relleno, pollo a la plancha o los canelones crepes. En Lo Prete, menos el pan, todo era de elaboración propia, hasta los chacinados.
Las leyendas sobre el origen del nombre son varias. Angel Lo Prete lo atribuía a Pedro Ferrari, un empleado del lugar. Otros a un homenaje a Pedro Lo Prete, un primo de los empresarios gastronómicos. Sin embargo, cuentan que durante la dictadura de Onganía un milico de rango protestó por las nueces del postre que, a su juicio, sobraban. Entonces, uno de los Lo Prete le presentó al creador del postre quien, como correspondía, dio la razón al mozo.
que no quería que lo vieran tomando
un whisky al final de cada comida por lo cual
Pero mi versión preferida es la que habla de un asiduo cliente que no quería que lo vieran tomando una medida de whisky al final de cada comida por lo cual se la mezclaban con algo de helado. Ese cliente misteriosos y discreto, al parecer, se llamaba Pedro y en homenaje a él fue la denominación.
Alguien me recordó la existencia del don Pedro hace un tiempo. Y hace unos días, volví a recordarlo. Salí a buscar uno y lo encontré en una heladería de renombre. Pero fue un fiasco.
Creo que debería buscarlo en viejas pizzerías, esas con fórmica y azulejo, ruido a vajilla y un bambi posado sobre la caja registradora. Esas con servilletas de papel duro en un vaso y en las que podías pedirte un balón de Bieckert negra.
Sigo buscando, siempre. Cuando lo encuentre, les voy a avisar.
Don Pedro a la manera de Ariel Rodríguez Palacio
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